¿Se puede tener un equipo de alto desempeño con personas que simplemente toman la decisión de hacer las cosas cotidianas en forma extraordinaria. Apoyados en el autor Mark Sanborn, repasemos cuatro principios para lograrlo.
Toda persona puede marcar una diferencia. Cada cual debe decidir en qué puede hacerlo y si ésta es positiva o negativa. Tener una posición bien definida en el equipo no significa mucho si desde ella no se hace algo que sea determinante, especial y de alto valor para los demás. Todos tenemos la capacidad de convertir nuestra presencia en una ventaja para los compañeros ¿Cómo es el rendimiento de un equipo en el que sus miembros alivian la carga de los demás realizando su parte con gran pasión, sin buscar recompensas y más allá del deber?
El éxito se basa en relaciones. Un equipo unido tiene mucho mayor posibilidad de alcanzar el éxito que uno en el que prevalecen divisiones, indiferencia a las necesidades de los otros, falsas amistades, y escasa empatía. Las relaciones productivas son el medio que permite sinergias, combinación de esfuerzos, mirar en una sola dirección, y ser proactivos para pensar en cómo servir a los compañeros. La calidad de relaciones es determinante de la calidad de vida. Las tendremos si cumplimos las promesas para ser confiables y si buscamos que toda interacción procure más el crecimiento mutuo que la simple transacción de intereses individuales. ¿Puede alguien llegar al éxito sin apoyarse en otros que tienen lo que él necesita?
Siempre se debe crear valor para los demás sin que cueste un centavo. ¿Cómo luce una organización en la que cada miembro deja una huella constructiva, suma, aporta al máximo de su capacidad, usa la imaginación para lidiar con la limitación de recursos, y lucha contra sí mismo para dar cada vez más? Sanborn dice que no hay que preocuparse por encontrar empleo sino por ser empleable, por saber hacer algo que crea valor, que hace una diferencia. Esta actitud destierra conformismos y mediocridad, aumenta la superación, estimula la creatividad y permite darle un sello personal y positivo a la contribución al equipo.
Todos tenemos la capacidad de reinventarnos con regularidad. No hace sentido repetir conductas que no funcionan, depender de conocimientos obsoletos, cometer los mismos errores, ni malgastar el tiempo con recriminaciones y actitudes improductivas. En su lugar, es mejor experimentar nuevos caminos, asumir la responsabilidad de crear, innovar y desafiar nuestra propia mentalidad para reinventarnos en el modo de aplicar estos cuatro principios.
Hacer las cosas bien, con pasión y convicción de agregar valor a otros, marcando la diferencia con nuestra capacidad de cambiar y de establecer relaciones de calidad, es una decisión estrictamente personal, nadie nos la puede imponer ni impedir. ¿Usted ya la tomó?
Autor: Germán Retana