Para algunos, el cambio proviene de perder el empleo; para otros, de la pérdida de un ser querido. De una manera u otra, las crisis nos sacan de nuestra rutina y funcionan como un llamado de alerta. Nos activan y nos conducen a examinar lo que estábamos haciendo, por qué lo hacíamos… y a cuestionarnos sobre el futuro.
Una crisis profunda nos obliga a abrir los ojos y a preguntarnos ¿Y ahora qué? Es una gran fuerza que, al desestructurarnos, pone a prueba nuestra flexibilidad…
Las dificultades que enfrentamos pueden ser enormemente útiles si nos “despiertan” y nos motivan a buscar soluciones: cuando nos sirven para re-plantear nuestra forma de ver, pensar y actuar; para re-organizar nuestros recursos y para re-orientarnos en la dirección de nuestros sueños.
Fuente: Club de la Efectividad