Liderazgo
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Elimina de tu vocabulario el verbo INTENTAR

Lo que decimos – y cómo lo decimos – impacta significativamente en nuestra forma de pensar y en las acciones que realizamos. El lenguaje no es inocente.

Se puede definir una empresa como una red de conversaciones que tienen el objetivo de alcanzar acuerdos y compromisos. Finalmente, la empresa es una red de compromisos. De forma simplificada: la cuenta de explotación es el documento que resume, anualmente, esos compromisos. Unos se comprometen a generar unos ingresos y otros a incurrir en unos gastos para, al final, obtener determinados beneficios. Esas promesas de beneficios conforman el valor de la empresa. Cuanto mayores son los compromisos, mayor es la cuenta de explotación. Gracias a esos compromisos las empresas contratan o despiden, realizan inversiones o desinversiones, etc.

En las empresas bien dirigidas los empleados cumplen sus compromisos y los resultados no se suelen desviar del 100% más que en décimas o alguna unidad.

La palabra clave es compromiso, que significa “haré lo que sea necesario para alcanzar el resultado pactado”. En esa definición la palabra clave es “necesario”, que significa “lo posible y lo imposible”.

La perspectiva del Actor
Cuando alguien, por ejemplo tu jefe, te pide que esta semana hagas algo, por ejemplo cerrar dos ventas o terminar el informe de estrategia o solucionar el funcionamiento de tal aplicación informática, y tu le contestas que sí, que lo “intentarás”, lo que le estás diciendo es “no te preocupes, haré todo lo que me sea posible para conseguirlo, todo lo que esté en mi mano…”.

Evidentemente, eso no es un compromiso. Y la diferencia está muy clara.

El que se compromete hará “lo posible y lo imposible”, mientras que el que intenta hará sólo lo posible.

El que se compromete, se compromete con el resultado – cerrar dos ventas, entregar el informe o la aplicación informática funcionando.

El que intenta se compromete, sólo, con la acción – no con el resultado, que es la consecuencia de las acciones. Su compromiso es INTENTAR.

El que se compromete no necesita entregar explicaciones ni excusas porque entrega resultados.

El que intenta y no consigue el resultado, entrega sólo explicaciones y excusas, que describen todo lo que ha hecho. Generalmente, se queda tranquilo porque ha hecho todo lo que era posible para él y, además, ha cumplido la promesa a su jefe porque lo ha “intentado”.

“Lo intentaré” expresa con claridad tu desconfianza en el logro. Es una puerta de escape para la eventualidad de que no lo logres. “Lo importante es intentarlo” otra frase típica de los perdedores, que intenta mitigar el fracaso.

La perspectiva del jefe
El jefe se siente confiado cuando su colaborador se compromete y podría echarse a temblar cuando escucha un “no te preocupes, lo intentaré”.

Lo imposible
Esta es la clave. Lo imposible es lo que no es posible ahora para ti. La experiencia te demuestra que lo que en un momento no era posible, más adelante llegó a ser posible. Cuando se te agotan todas tus “posibilidades” puedes hacer dos cosas. Una es la que hacen los que “intentan”, nada. Ya has terminado. No se te ocurre nada más.

Otra es la que hacen los que se comprometieron con el resultado. Lo imposible es pedir ayuda. Si no sabes cómo-para ti es imposible – ¿quién lo sabe?, ¿quién podría ayudar?, ¿qué recursos necesitas – y no tienes ahora a mano – y cómo puedes acceder a ellos?

Esa diferencia en actitud – continuar o detenerse en la búsqueda de soluciones – está determinada por el lenguaje. Porque no es lo mismo comprometerte con hacer algo o con los resultados de esas acciones. No es lo mismo intentar que conseguir.

Supongo que más de un empleado temblaría si el responsable de pagar las nóminas le dijera “no te preocupes, este mes intentaré pagar las nóminas”.

Acción
Toma la determinación de eliminar de tu vocabulario el verbo “intentar” y sustitúyelo por otro que exprese tu compromiso con el resultado, como por ejemplo, “me comprometo”.

Cuando lo hagas observa qué sensaciones y emociones te produce. Reflexiona y gestiona esas emociones. Compártelas, si eso te puede ayudar. Observa los cambios en tus actitudes.

Igualmente observa las sensaciones y emociones que experimentas cuando, después de haber decidido eliminar el verbo “intentar” y usar en su lugar “comprometer”, sólo lo “intentas”. Pregúntate que significan.

AUTOR: Jaime Bacás, socio-director de Productividad Personal