La calidad de la contribución de los miembros a su equipo de trabajo puede evaluarse considerando dos dimensiones: el cumplimiento de sus responsabilidades u orientación a resultados y los comportamientos visibles conforme a los valores e ideales del equipo.
El rendimiento en cada dimensión puede ser evaluado como alto o bajo, conformándose entonces cuatro cuadrantes, comúnmente mencionados por diversos analistas de organizaciones de alto desempeño.
Quienes se distinguen por su alta orientación a resultados y alto cumplimiento de valores, son personas llamadas estrellas. Su actitud siempre es positiva y se puede contar con ellas no solamente porque se esfuerzan al máximo para lograr los objetivos del equipo, sino también porque son verdaderos modelos de la cultura deseada en él. Son consistentes en ambas dimensiones y por ello ofrecen la contribución más valiosa a sus compañeros.
En segundo lugar, están quienes exhiben alta orientación a resultados pero bajo cumplimiento de los valores colectivos. Estos son los individualistas que se interesan por sus metas, su imagen, sus recompensas, o el provecho que pueden sacar dentro del equipo para su propio beneficio. Generan dudas sobre sus egocéntricas intenciones y no suelen ser ejemplos de compañerismo.
En tercer lugar encontramos a los miembros que tienen baja preocupación por los resultados o metas, pero alta orientación hacia los valores. Son intachables en sus conductas aunque carecen de vocación por alcanzar metas. Su aporte es importante pero incompleto en resultados, por eso algunos autores los denominan moralistas, pese a no ser un término exacto, pues hay algunos que han logrado buenos resultados en bien de la humanidad.
Finalmente, están los que exhiben baja orientación a resultados y bajo cumplimiento de valores. Son los boicoteadores que obstruyen el desarrollo y el éxito en el equipo. Sus discursos no son creíbles porque no los respaldan con conductas constructivas y en cualquier momento atentan contra la cohesión, la estabilidad, el orden y la disciplina en la organización.
Los cuatro tipos de miembros se ponen en evidencia en situaciones críticas, cuando hay que “dar la milla extra” por el equipo; allí se traza una línea que divide a quienes en verdad están dispuestos a darse por el equipo y los que solo buscan recibir de éste algo para sí mismos. Las personas denominadas estrellas suelen ser leales, defensoras de los compañeros, dispuestas a confrontar las actitudes mediocres y a luchar por lo que consideran justo, honesto y de valor para el equipo. Los otros tres tipos, tarde o temprano, se quedan sin maquillaje porque les cae la lluvia de la verdad y suelen ser los responsables de los problemas o fracasos en las organizaciones.
¿Y usted, en cuál cuadrante está? ¿Cómo le clasificarían sus compañeros? ¿Y usted a ellos?
Autor: German Retana