¿Cuántas veces al día transmites este mensaje en tu ámbito laboral?
En ocasiones no eres siquiera consciente de que utilizas esta forma de comunicación tóxica con tus compañeros y colaboradores. Y, a veces, lo haces con plena consciencia, convencido de que es la forma más efectiva de dirigirles.
Existe una amplia variedad de formatos para este tipo de mensajes, incluyendo las afirmaciones, preguntas o el humor corrosivo: “Estás equivocado. Eso no se hace así” “¿Por qué no haces lo que te he dicho?” “¡Enhorabuena! Has ganado el premio de impuntualidad en las reuniones otro mes más”.
¿Qué impacto generas con esta conducta?
Cada vez que le dices a un compañero o colaborador (si eres jefe) que se ha equivocado le estás robando su fuente positiva de motivación, su poder y consigues que se ponga a la defensiva. Su nivel de escucha decrecerá y, simultáneamente, se sentirá atacado. La conversación, a partir de ese momento, devendrá defensiva y se enfocará en las explicaciones y en las excusas. El foco se vuelve hacia el pasado, alrededor de las expectativas incumplidas de uno y las razones del otro.
Se trata de un escenario impotente e inefectivo, enfocado en lo negativo y que, además, genera daños emocionales para el otro.
¿Para qué lo haces?
El único beneficiado (?) es el que ha declarado la equivocación del otro, que de esa forma confirma que tiene razón – una estrategia con las que muchas personas recargan su energía y alimentan su ego.
Generalmente se trata de personas demasiado enfocadas en la tarea o el resultado y, por tanto, poco orientadas a la persona. Olvidan que las tareas o resultados son ejecutadas y conseguidas (siempre) por las personas.
Olvidan que las personas quieren hacer las cosas bien y tener éxito. Que lo que hacen es lo mejor que saben y pueden según los conocimientos y recursos que poseen en ese momento.
Siguen creyendo que el modelo del palo y la zanahoria es efectivo. Tal vez porque es el único que conocen. En el que han sido entrenados durante años y desde pequeños. Y no se han dado cuenta, aún, que ese modelo es enormemente ineficiente y que, además, deja de funcionar en el mismo momento que dejan de utilizarlo – no genera resultados sostenibles.
¿Puedes crear alternativas diferentes?
En lugar de declarar que el otro está equivocado lo que puedes elegir hacer es declarar que tiene razón, incluso aunque esté equivocado.
Si lo que ha hecho con su mejor intención no alcanza tus expectativas puedes elegir ayudarle a conseguirlas, haciendo una pregunta que genere una posibilidad nueva. Es decir, enfocarte en lo positivo y en el futuro – en el que reside el resultado o expectativa que aún deseas – en lugar de en lo negativo y el pasado – en el que ahora reside el error.
Puedes decir algo como: “Gracias Julián, agradezco tu esfuerzo por llegar puntualmente a las reuniones semanales del departamento. Ya sé que estás muy atareado y que en ocasiones todos tenemos muchas tareas y compromisos que nos dificultan cumplir nuestros deseos y compromisos. Considerando que en las últimas reuniones no has conseguido llegar a la hora acordada, creo que existe la oportunidad de poder discutir, entre ambos, la forma de encontrar una solución que te facilite cumplir tus intenciones. ¿Quieres que discutamos cómo conseguirlo?”.
Los jefes – y todos nosotros – podemos desarrollar una nueva forma de enfocar nuestra comunicación de manera que mostremos un respeto genuino por los colaboradores o compañeros y, simultáneamente, les hagamos sentir mejor.
Puedes co-crear nuevas oportunidades, creencias o soluciones cuando utilizas preguntas. Las preguntas poderosas te permiten modificar los resultados sin disparar reacciones emocionales negativas o decirle al otro que está equivocado o que ha cometido un error.
Las preguntas te ofrecen la oportunidad de respetar las acciones, las opiniones y las interpretaciones de los demás, añadiendo una oportunidad o posibilidad que mejore el resultado.
Las preguntas facilitan la continuidad de las conversaciones.
¿Cuál es el impacto en la productividad?
Cuando estás al frente de un grupo de personas o equipo que persigue metas comunes lo importante no es quién tiene razón, sino cuál es la razón.
Elige enfocar tu atención en cuál es la razón y alista a todos en la búsqueda compartida de ella.
Productividad se refiere a orientar la atención y la energía en la consecución de los resultados declarados, facilitando la implicación de todos y celebrando los logros.
Si eres jefe o directivo, compañero, padre o madre, hermano o amigo, la próxima vez que te escuches pensando que alguien está equivocado o ha errado, pulsa tu botón de pausa y reflexiona un momento. Elige hacerte esta pregunta: ¿estoy convencido de que lo ha hecho adrede?
Como en el 99% de las ocasiones tu respuesta será negativa es posible que consideres que esa persona no merezca el castigo de tu descalificación y sí, en cambio, tu generosidad para ayudarle a encontrar la forma de acertar y conseguir lo que, sin duda, persigue. Hazle una pregunta tan sencilla y poderosa como ésta:
¿Cómo puedo ayudarte a conseguir lo que quieres?
Te sorprenderán las oportunidades y posibilidades que se despliegan ante vosotros dos.
“Tres mil millones de personas sobre la faz de la tierra se acuestan hambrientas cada noche, y cuatro mil millones se acuestan cada noche hambrientas de una sencilla palabra de aliento y reconocimiento”. – Cavett Robert
Autor: Jaime Bacás, Socio Director de Productividad-Personal
Fuente: rrhhmagazine.com